Llegamos a El Bolson el sábado en la tarde para hacer nuestro primer wwoofing de 2 semanas y media, hasta el 3 de enero, pasando Navidad y fin de ano. El “wwoofing” es algo que no conocíamos antes de investigar sobre los diferentes tipos de voluntariados que existen, antes de irnos de sabático.
El Bolsón esta rodeada de montanas y ríos, con su feria artesanal y sus hippies, esta zona fue colonizada por diferentes europeos que formaron comunidades hippies.
En efecto, querremos hacer voluntariados durante nuestro viaje, es decir participar a proyectos cuyos objetivos son mayormente de ayudar a personas o comunidades desfavorecidas, a través de instituciones o de asociaciones. Sin embargo, en Argentina, no encontramos, en la zona que estaríamos, voluntariados enfocados más en temas sociales, lo que quiere hacer Laura en prioridad, en su ámbito profesional, por ejemplo ayudar a niños o adolescentes con problemas psicológicos, mujeres violentadas, etc. Entonces decidimos de hacer esto en Peru donde hay muchas posibilidades, y mientras investigamos descubrimos el “wwoofing”.
En español el wwoofing lo llaman también voluntariado, pero la diferencia es que se trabaja en un lugar algunas horas por día (4-5h generalmente), a cambio de alojamiento y comida. Es un concepto inventado en los años 70 en Inglaterra, inicialmente enfocado en granjas orgánicas, pero según lo que vimos en los diferentes sitios web dedicados (helpx, workaway, wwoof), hay de todo: hosteles que buscan recepcionista, familias construyendo su casa buscando ayuda en construcción, granjas buscando brazos en los campos para cosechar frutas y vegetales, comunidades de varias familias buscando ayuda para desarrollar su autonomía, etc. En cuanto a las condiciones, hay de todo, depende del anfitrión, algunos dan solo comida y se puede acampar en su jardin, hay lugares que se trabaja el dia entero, etc.
Buscando en la región Bariloche-El Bolson, contactamos a una pareja argentino/americana, Nahuel y Shannon, que desarrollan un eco-camping y huerta. La chacra (finca) esta a 7km del pueblo, al lado del Rio Azul, en un lugar hermoso. Allí no teníamos ningún tipo de conexión (telefónica o de Internet) y para conseguirla debíamos ir al pueblo una hora y media caminando, o a dedo con suerte. Entre las tareas descritas, hay carpintería y jardinería, trabajo 4.5h por dia y 2 días de descanso, comida y alojamiento en cabañas, a cambio de 500 pesos ARG (12 euro) por persona por semana.
Al llegar, nos dijeron que ya había 4 otros voluntarios, una pareja de turcos (Basak y Baris), una canadiense (Chloé) y un holandés (Kas), que compartiremos con ellos una cocina (en El Ranchito) y 2 baños. Todos éramos contemporáneos. Las chicas por lo general trabajaban en la huerta o pintar; y los chicos construyendo mesas y bancos de madera o acondicionando el área del camping. La chacra esta justo en frente al rio Azul, en el cual nos dábamos un chapuzón luego de trabajo en los días más cálidos (el agua es súper fría). A final de la tarde podíamos disfrutar de los atardeceres que eran irrepetibles en El Parador (la zona de cafetería y camping).